A muchas personas nos cuesta encarar las emociones difíciles: la vergüenza, el miedo, la desesperación, la tristeza, la decepción… Ante esta situación necesitamos entumecer (perder momentáneamente sensibilidad, flexibilidad y movimiento) y suavizar aquellos sentimientos que nos provocan vulnerabilidad, incomodidad y dolor.

Adoptar conductas que “anestesian” estos sentimientos (oscuros o desagradables) nos ayuda a evitar el dolor. Es lo que llamamos entumecimiento emocional.

Por otra parte, las emociones más difíciles (oscuras) cuando son fuertes tienen las puntas afiladas, como si fueran cuchillos que cuando nos pinchan nos provocan incomodidad e incluso dolor. Solamente anticiparlas o el miedo a sentirlas puede disparar en nosotros una vulnerabilidad intolerable.

No queremos atravesar estas emociones, sino, más bien, queremos que desaparezcan y para ello buscamos cualquier cosa que nos proporcione un alivio rápido. Tenemos para ello muchos recursos a nuestro alcance: el alcohol, las drogas, la comida, el sexo, el trabajo, el juego, las compras, las redes sociales, internet…

Cuando bloqueamos estas emociones difíciles (oscuras) pensamos que lo hacemos de forma selectiva. Sin embargo, el entumecimiento emocional selectivo no existe.

Las emociones humanas cubren un espectro muy amplio, así que cuando bloqueamos la oscuridad bloqueamos la luz.

Emociones como la alegría, la felicidad y el amor (luminosas) son de puntas tan afiladas como cualquiera de las emociones difíciles (oscuras). Querer a alguien con locura, comprometerte a fondo con una vida sin garantías o celebrar un instante fugaz son riesgos que también implican vulnerabilidad y, a menudo, dolor.

No podemos hacer una lista de todas las emociones “malas” y decir: “Voy a bloquear éstas” y luego hacer otra de emociones “positivas” y decir: “En éstas voy a implicarme a fondo”.

Cuando no experimentamos las emociones “positivas” no creamos reservas a las que recurrir en los malos momentos y optamos por “anestesiarnos” para superarlos. Al contrario, no aprender a adentrarnos en la incomodidad de las emociones “malas” de forma consciente no nos permitirá más tarde vivir con dicha y gratitud.

Transitar de forma consciente nuestro amplio espectro emocional es el aprendizaje de reconocer y aceptar el malestar desde nuestra vulnerabilidad ante las emociones difíciles y darnos permiso para vivir la dicha y la gratitud como reservas de energía emocional para una vida plena.

Feliz día

Fuente: Los dones de la imperfección, Brené Brown

 

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